Elvira Piedra Vera, artista icodense, estudiante
de tercer año de Bellas Artes en la Universidad de La Laguna, se define a sí
misma como "una mezcla sin definición entre morbo, maldad y buena
voluntad, y arte...mucho arte". El equipo de Bárbol le ha realizado
una entrevista en los interiores de su facultad.
¿Te consideras una artista amateur o profesional?
Todavía me queda mucho camino que recorrer,
muchos años también. Creo que sigo siendo amateur,
no salgo de eso, pero me gusta, porque profesional es como Aquí estoy yo y todavía es un poco en plan voy haciendo mi camino. Un poco con la poesía, la fotografía y la
ilustración y, bueno, dejándome ver.
¿Qué clase de planes profesionales tienes?
Pues seguir estudiando, la verdad. Llevo dos
de bachiller de artes y tres de Bellas Artes aquí en la facultad, pero todavía
queda mucho camino por recorrer y yo quiero, además, hacer diseño publicitario.
Quizás también apuntarme a alguna academia de
arte por las tardes porque, realmente, está bien estudiar Bellas Artes, pero no
te lo dan todo. A la hora de reducir horarios, materias y meter humanidades con
bellas artes, las asignaturas que realmente son valiosas, como pintura o
escultura, que te hacen falta para hacerte un artista total, tienen, a lo
mejor, seis horas a la semana. Encima es trabajo también por la tarde, porque
en dos horas no te da tiempo para pintar un cuadro. Yo he hecho dibujos en los
que he gastado diez horas y, todavía, hacía falta más para que fuera un trabajo
realista de verdad. Nosotros vamos a acabar la carrera y los profesores incluso
lo dicen, que no podemos llegar a ese nivel porque no tenemos tiempo.
¿Empezaste este desarrollo de niña con algún arte
en particular o fue más adelante?
Desde chiquitita. Mi madre siempre me ha dicho
que en prescolar la profesora decía que esta
niña iba para algo de arte. Yo tengo un recuerdo muy claro de un compañero
sentado enfrente mío. Creo que estábamos pintando una casita con
ceras y yo me picaba con él ¿Por qué él pinta tan bien y yo no? Y me ponía ahí,
a gastar las ceras porque tenía que terminarlo antes que él y pintarlo mejor
que él, ¿sabes? Súper competitiva. Y, desde pequeñita, sí, rellenando libretas.
Que si diseños de vestidos, que si muñequitas y de todo.
La verdad es que nunca estuve apuntada en ninguna
escuela de pintura. En cambio sí estuve en música y en deportes. Para mí
dibujar era expresarme y liberarme. No tenía por qué decirme nadie que hiciera
nada. Quería hacer lo que yo quisiera y cuando yo quisiera.
Mi padre también me machacaba mucho porque él también
va por la rama de arte. Yo siempre he dicho que soy como una copia de mi padre,
pero él no pudo estudiar Bellas Artes y yo estoy en ello.
Desde siempre me ha gustado el dibujo
rayado. Soy mucho de tinta china. Me encanta usar la plumilla, el pincel y
hacer manchas. Por ejemplo, hacer una figura y manchar solo las sombras de la
misma, de forma que lo veas de lejos y ya sepas qué es. Aparte, linear. Me gusta mucho utilizar pastel y ceras, que tengo
unos bodegones impresionantes. Las acuarelas también.
Recuerdo, de pequeña, que como no había dinero
para otra cosa, me compraron las acuarelas de los chinos. Y, como dibujaba
en papeles normales, el papel se acababa arrugando. Me acuerdo que una vez hice
sesenta dibujos, treinta para niños y treinta para niñas del CEE Inés Fuentes,
en un fin de semana.
Me encantan las técnicas rápidas de acuarela,
tinta china, utilizar plumilla, que desde que empecé a utilizarla fue como ya está, afianza esto. Bolígrafos
también. Y, sobre todo, lápices de colores. Porque el óleo no me
gusta. Soy una persona que se desespera. Tengo que esperar a que se seque para
poder seguir pintando en él. Me agobia.
También utilizo acrílico, para cuadros, pero me
gusta más la ilustración en papel que en un cuadro. Aparte, es más
barato.
¿Cuáles son tus influencias artísticas?
Alguien que me influye mucho y que me encanta es
Frida Kalo, por su fuerza como persona y por haberse mantenido siempre activa.
Ella estaba, en ese momento, con Diego Rivera, y él era reconocido. Por ello,
siempre le hacía sombra. Pero Picasso, le llegó a decir a Rivera: ni tú ni yo podemos hacer lo que hace Frida. Al
final, sus últimos años también escribió poesía y dejó un poco la pintura.
Yo me siento identificada con ella por el sentido
de que yo me muestro como soy y ella hacía lo mismo, a partir de sus sueños.
También el hecho de que utilizaba la poesía y yo también soy muy poeta.
¿En qué te inspiras a la hora de trabajar?
En mí misma. En mis momentos, en mi pareja, en
personas que me han llegado. Por ejemplo, tengo un dibujo de una amiga, que
tiene un blog de poesía, la cual me llamaba 'la musa peliazul'. Fue una persona
que me llegó y ayudó mucho en ciertos momentos de mi vida.
Su retrato es sencillo. Se trata de un folio en
blanco, bolígrafos azul y negro. Y cualquiera que lo ve piensa
"es ella".
¿Algún episodio en tu vida ha sido determinante
para tus trabajos?
Sí. Yo de pequeña, aun siendo la cosa loca que yo
era, estaba muy cohibida. Vivía en un pueblo pequeño, en el que todo el mundo
te juzga. Me contenía mucho simplemente por el hecho de no darles razones para
que hablaran de mí.
Cuando llegue a aquí, me desaté un poco. Venir aquí me hizo sentir libre. Pensé aquí, vuelo.
Me hice muy liberal, bueno y se lo mostré al
mundo. En los temas tabú sobre todo. La gente todavía tiene miedo de decir sexo, por ejemplo.
Hago tantos desnudos porque las mujeres y los
hombres somos hermosos así y, de hecho, si te quitas la ropa, ¿qué hay detrás?
Es como decir, ¿te enamoras de una persona por el físico y no por el alma? ¿O
por la mente? Si quieres a una persona la quieres tal cual.
¿Tienes alguna temática clave en tus obras?
Sí. Las parejas y su sexualidad; el amor; y las
chicas solitarias, las chicas yo.
Estoy intentando que sean un poco yo.
Cada artista pone siempre algo de sus rasgos en su propia obra. Es como un
mensaje subliminal.
Todos tenemos una cara bonita, unos rasgos
auténticos, y me gusta intentar captar eso.
Yo no tengo una línea definida de trabajo. Está
Albert Soloviev que se dedica a dibujar chicas tristes. Sara Herranz me produce
una confrontación interna, me gusta y me disgusta al mismo tiempo. Sus
ilustraciones son en fondo blanco, siempre chicas modernas. Paula Bonet, es
como yo, muy rallado, y le mete color. Cuentan cosas, aunque sea solo
una imagen. Puedes verla, sentir y pensar acerca de ella. También identificarte
o no, que es lo más importante.
Siempre me ha gustado la fotografía, aunque no
tanto como el dibujo. Fue algo más en la adolescencia, realmente. Fue en esa
época en la que gané mi primer premio de fotografía.
Me gustaba mucho sacar fotos a los detalles.
Cosas que pasamos todos los días desapercibidas, sin darnos cuenta de que son
cosas extravagantes y que tienen su propia belleza.
Me presenté al premio de San Andrés de 2009.
Tenía las uñas y los labios pintados de rojo. Cogí una copa de vino, el cual
rellené de vinagre -¡y apestaba lo que no está escrito!-. Me la puse en los
labios y con la otra mano me saqué la foto. La llevé a imprimir y, más
adelante, fui a la galería de arte, que nunca está abierta. Hay muchas
exposiciones ahí pero no se puede acceder. Tenemos una casa museo que
siempre está cerrada y con decenas de habitaciones que se pueden utilizar. De
Icod salen muchos artistas. De hecho, el tercer sábado de cada mes se reúnen
pintores en la plaza de la Pila a trabajar, y hay verdaderos artistas.
Volviendo al tema del concurso, había fotos
profesionales de la gente arrastrándose con las tablas. Yo presenté dos:
una de las ruedas en la calle y la de la copa de vino.
Al anunciar los premios dijeron las fotos están calificadas. La foto del
primer caballete es la ganadora y era la mía. No me lo podía creer.
Se me acercó Jaime Huerta a felicitarme, para preguntarme con qué
cámara la había sacado.
Luego me motive y seguí con ello. Me reuní con
una fotógrafa y empecé a sacar fotos con ella; me prestaba su cámara
de vez en cuando.
El tratamiento de la foto, como decía, me dedico
mucho a los detalles, pero me estoy introduciendo en los retratos. Me gusta más
que una fotografía de moda, porque quiero captar a la gente sonriendo o
llorando. Me gusta captar el ambiente. También me atrae el blanco y negro,
aunque me gusta el color en determinadas fotos. Por ejemplo, en un amanecer, o
las flores a través del sol. Son cosas que nos dan vida y alegría.
Yo siempre
he escrito, sobre todo pensamientos, pero nunca me había atrevido a
publicarlos. Tuve una amiga que me motivo a volver a escribir. Por ello empecé
a publicarlo en Facebook. Comencé a recibir la respuesta de diferentes
usuarios. Luego empecé con Tumblr, y preferí seguir con el blog de 'La chica de
las letras tatuadas'. Habla de mí, de lo que no digo a la gente, las cosas que
me hacen sentir las personas con las que estoy o las que me dejaron. Sobre todo
hablo de desamor, destrucción, medias, carmín por bandera y cosas así. Me gusta
mucho dar la guerra y pintarme los labios de rojo. Soy una mujer muy guerrera
y me gusta decir aquí estoy yo, nadie me
va a domar, yo soy libre. Mis medias y mi pintalabios son mi seña.
Soy un poco una chica Sabina, escribo lo que me
apetece en el momento y lo que no, ahí se queda.
¿Cuál es tu objetivo con las redes sociales?
Realmente, no se organizarme. Estaría genial
hacer una página de las tres cosas, pero, ¿qué pasa? Habiendo tanta variedad la
gente no sabe buscarla, o no le atrae tanto. Pero teniendo tres diferentes, la
gente va a la que le gusta. En Facebook, a lo mejor, no te leen tanto como
pueden leerte en un blog, o al revés. Depende de la página, tal vez te buscan
más o te llama más la atención.
La cuestión es darme un poco a conocer, a ver si
cae oro del cielo, cosa que ha pasado. He tenido mucha suerte últimamente.
Repito, la cuestión es darme a conocer. Siempre he tenido ambiciones de llegar
alto. Así que, aunque me cueste, quiero hacerlo.
Si quieres conocer los trabajos de Elvira Piedra
Vera, encuéntrala en sus redes sociales. Son Facebook, Twitter, Tumblr y Blogger.
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